Luego de 35 años viajando por el sistema solar, las sondas Voyager acaban
de
penetrar al espacio profundo. La Voyager 1 se dirige hacia una estrella enana roja nombrada +79 3888 AC,
en la constelación de Camelopardalis, localizada a 16 años luz de distancia. La
nave tardará aproximadamente 40.000 años en pasar a una distancia de 1.6 años
luz de la misma. La Voyager 2 tardará 296.000 años para pasar a una distancia de 4.3 años
luz de la estrella Sirio.
En cada una de las sondas viaja un
disco que contiene grabaciones análogas de música de diferentes épocas y
culturas de la Tierra, voces humanas, sonidos de la naturaleza e imágenes con
la intención de plasmar y comunicar un retrato general de la vida en nuestro
planeta. Esta parte del proyecto, una especie de mensaje en una botella lanzada
al espacio estelar, estuvo dirigido por el conocido astrónomo estadounidense
Carl Sagan quien con otro colega, su esposa, un artista y un periodista, se
dieron a la tarea de seleccionar el material más representativo. Consultaron
con varias fuentes y expertos e, inevitablemente, hubo discusiones y largos
debates sobre qué incluir.
Finalmente se
incluyeron, entre otros: El Concierto
de Brandenburgo de J.S. Bach, La
Flauta Mágica de W. Amadeus Mozart, Quinta Sinfonía de L. Von Beethoven, El Rito de Primavera de I. Stravinsky y Johnny B. Goode de Chuck Berry. También hay música popular, jazz,
blues y folclórica de diferentes países como la orquesta de gamelán de Java, gaitas
de Azerbayán, un raga de India, percusiónes de Senegal y el canto de iniciación
femenina de los pigmeos en lo hoy es la República Democrática del Congo. América
Latina también está presente con quenas y tambores de Perú y un canto
matrimonial.
Los discos,
bañados en oro, tienen el tamaño de un ejemplar de vinilo convencional: 30 centímetro
de diámetro. Está empacado en una carátula de aluminio e incluye su propia
aguja con instrucciones rasgadas en la superficie dorada sobre cómo colocar la
aguja en los surcos y hacer girar el disco a la velocidad ideal.
"Haber
utilizado un método mecánico de grabación de sonido para transmitirle a un
extraterrestre o alguna civilización extraña cómo éramos es demencia total o un
golpe genial", expresó alguien. "Esa era la tecnología del momento y
cualquier extraterrestre puede hacerlo", dijo con un poco de humor Bill
Nye a la BBC y explicó: “En las ilustraciones hay un átomo de hidrógeno -que
tienen una resonancia natural- y hay una representación binaria de las
vibraciones con lo que se puede deducir la velocidad del disco". Por las
mismas instrucciones, relacionadas a pulsares y la vibración del hidrógeno, más
otros gráficos y símbolos científicos, un ser inteligente podría rastrear la
procedencia del disco hasta la Tierra, concluyó Nye.
Entre otras cosas
importantes incluidas como audio están los saludos y bienvenidas
en 55 idiomas diferentes, incluyendo español, portugués y quechua, la risa
humana, el canto de una ballena, de aves y otros animales, los sonidos del mar
y del viento, el chasquido de un beso.
El archivo
sonoro está acompañado de 115 imágenes, una de ellas de un campesino
guatemalteco como muestra de diversidad, y diagramas que van desde las maravillas naturales hasta
construcciones de ingeniería y arquitectura, las siluetas de un
hombre y una mujer embarazada, gente bebiendo y comiendo, instrumentos
musicales, páginas de un libro y varias gráficas de la compleja estructura del
ADN. No hay, sin embargo, fotos de la guerra, a pesar de ser una realidad de la
humanidad, pues no querían enviar un mensaje que pudiera interpretarse como
violento. Tampoco referencias a las religiones que pudieran comunicar
divisiones o prejuicios.
Las naves
Voyager se encuentran ahora en una misión interestelar, viajando en direcciones
diferentes, una a 62,500 kilómetros por hora y la otra a 56,000. Seguirán su
viaje por la Vía Láctea a la espera de que alguien o algo, las intercepte y
pueda disfrutar del disco dorado de la Tierra y cuestionarse tal vez, "¿Cómo
hicieron este rock and roll?".