Antes de las redes sociales y el internet los ignorantes permanecían callados cuando se hablaba de temas que ignoraban. Actualmente cualquiera opina aunque no tenga la menor idea de lo que esta hablando. Tal parece que los ignorantes nos han igualado y ahora vale lo mismo ser un burro que un gran profesor diría Serrat. Y es que parece que ser ignorante se percibe como bueno y por empatía los no ignorantes ponen oídos a las barbaridades que dicen.
Por eso miramos a tantas persones apoyando cosas absurdas tales como decir que ser vegano es saludable, que la tierra es plana, que las vacunas son malas y que llevan un chip, que la medicina homeopática funciona mejor que la química, que el cambio climático no existe, que nos gobiernan reptilianos, que la red 5G da cáncer, que nos fumigan con aviones, que los migrantes se comen tu gato, que la enfermedad del COVID fue una farsa, que la opinión de un científico es cuestionable pero la de un inlfuencer no y tantas otras sandeces.
Algunos religiosos desaniman a sus hijos de ir a la universidad por considerar que no necesitan estudios superiores solo leer el libro sagrado, porque hay un miedo irracional al pensamiento critico. Tal parece que son buenos los valores de obediencia, humildad, no cuestionar nada, aceptar el status quo y aspirar a un mundo en el cual lo pasado fue mejor y mejor si el presente no cambia.
Nos da falsa tranquilidad la sociedad estática donde todo debe ser igual al pasado y el futuro es aspiracional hacia dicho pasado. Recién en el año 2023 una candidata a la presidencia de Guatemala pronuncio la frase "La ignorancia es la riqueza cultural de nuestro pueblo". Fue aplaudida cuando lo dijo y obtuvo casi 2 millones de votos en las votaciones generales.
Los movimientos anti intelectuales actuales son un cáncer para el desarrollo humano. Tal parece que lo que propone Orwell en la novela 1984 deja de ser reservado para las sociedades centralizadas de ese momento y ahora es una tendencia global.