jueves, 10 de febrero de 2011

Grupos Ficticios

Hasta principios de los 80s, los playbacks o “sincronía de labios con la música grabada” fue una práctica común, usada cuando un vocalista o grupo musical no podía interpretar sus canciones en vivo, ya por limitaciones técnicas o por enfermedad.
Pero al final de los 80s y principios de los 90s, el creciente protagonismo del video musical, en donde algunas empresas decidieron que era más importante la imagen y el baile que la música, permitieron la deleznable practica de grabar música con músicos y vocalistas de estudio, no comerciales y desconocidos para el público, y darla a conocer mediante modelos y bailarines de imagen atractiva.
Estos “artistas” actuaban en televisión y en conciertos “en vivo” como un vocalista o grupo convencional, con la diferencia que nunca podían interpretar en vivo ni en estudio.
El caso más mediático de playback “engañoso” es el de Milli Vanilli. El productor discográfico Frank Farian, que hizo famosos a Boney M, quería formar un dueto musical y para ello primero escogió a personas por su buena apariencia (dos bailarines de Sabrina Salerno) y grabó las canciones con coristas de estudio, con buenas voces pero que eran poco “agraciados”. La farsa duro por cierto tiempo, Incluso Milli Vanilli recibió importantes premios, hasta que en un concierto, varios fallos del sistema de sonido, develaron el secreto.
Otro caso de grupo ficticio es C+C Factory, realmente formado por Clivillé y Coles, quienes cedían sus voces y protagonismo a varias modelos y raperos.
En Europa, Black Box, alcanzó gran éxito con el protagonismo de una exuberante mulata, de voz enérgica, aparentemente caribe, que cantaba House. En realidad se trataba de una producción italiana y la supuesta mujer, era un transexual que por supuesto, no cantaba nada.
Y en España, pues Locomia!, que al final se supo que nunca cantaron en sus discos, se trataba de un grupo “visual”, tal como trataron de justificarlo. El unico que participo en un disco (Locovox) fue Francesc Pícas; los demás miembros del grupo, su única función era salir al escenario, mover los labios haciendo creer que ellos cantaban, mientras entretenían con sus abanicos. La voz que se escucha en su más conocido tema, Loco Mía, no pertenece a ninguno de los integrantes de esa época, sino a Benjamin Barrington.