lunes, 21 de diciembre de 2020

Llega navidad.....

Llega la época de navidad y sus exasperantes villancicos… pero esta vez no hablare de ellos porque de hecho he escrito dos veces al respecto y la conclusión es la misma. Son aburridos, repetitivos y particularmente desesperantes. Especialmente los incorporados en sonido midi en tarjetas navideñas, juguetes y series de luces.  

Hoy me apetece hablar sobre la navidad en sí misma como una celebración eminentemente tribal que acontece en prácticamente todo el mundo. Su origen se pierde en la noche de los tiempos, más allá de los 3,000 años, ya que algunos historiadores la sitúan como un sincretismo del paganismo griego con las creencias, ritos y fiestas romanas tales como las saturninas. Otros destacan la coincidencia del solsticio de invierno con el nacimiento en esas fechas de varios dioses en las religiones eminentemente solares. Lo cierto es que existe tanto en su forma religiosa como comercial.

Posadas, árbol, belenes, velas, adornos, hojas de pacaya y pino, manzanilla, series de luces, cohetillos, regalos, comidas y bebidas especiales, religiosos rasgándose las vestiduras porque no se celebra a su manera, discusiones banales si los regalos se entregan el 24, el 25 o el 6 de enero, son unas de tantas expresiones de una parafernalia que empieza en agosto y termina por enero.

Música en los comercios y en las radios, con mensajes de tristeza y abandono: otra navidad sin ti, será una fría navidad sin ti, la navidad de los pobres es la mas bonita, la última navidad te di mi corazón, son ejemplos de algunos de los sentimientos que afloran en estas épocas. Míticos peces en el río que beben y vuelven a beber y un niño con un tambor que nadie explica de donde salió.


En navidad hablamos siempre de las navidades pasadas en vez de disfrutar la actual que es la única que existe. Tendemos a recordar lo bueno de las navidades pasadas. lo reescribimos cada año y lo mitificamos. Se nos olvidan los parientes borrachos, las peleas familiares, los accidentes, la delincuencia y las quemaduras por cohetillos. Pasamos vergüenza ajena al estar comiendo un tamal en otra casa y escuchar al imprudente decir que los tamales que hacia su madre eran mejores que estos. Lo que no reconoce es que eran igual de horribles pero tenían ese saborcito a recuerdo.

Nos recuerdan los comerciales que es epoca de perdonar, ser caritativos, ver por el prójimo, de ser tolerantes con los intolerantes aunque ellos deberían ser los tolerantes, oportunidad de ver a tus parientes lejanos que te desean parabienes en medio de un abrazo pero que jamás te llamaron ni te visitaron en todo el año.  Época de gastar en regalos y ropa aunque eso implique un enero económicamente cuesta arriba.

Y la música? Agregare que es imperativo cambiar el repertorio. Aburre la navidad sin ti, los mega mixes navideños, feliz navidad de Jose Feliciano y sobre todo las mezclas de cumbias de Ruly Rendo y los Flamers. Que tal si dejamos de cantarle a una fiesta ya saturada de música horrible y se le canta, por ejemplo, a la utopía de una sola humanidad o al solsticio de invierno y a la conjunción de Júpiter y Saturno en la era de Acuario?