miércoles, 26 de enero de 2011

Solidaridad



Luego del terrible terremoto que azotó a Chile recientemente, un periodista se encontró casualmente con Fernando Ubiergo, quien estaba realizando una actividad musical solidaria por las localidades que habían sido más afectadas por el terremoto. El cantante manifestó que simplemente buscaba “la recuperación espiritual del país y la preponderancia que retomaba el espacio público en estas situaciones”.

La importancia del espacio público y la música en la calidad de vida no es un tema nuevo. Ya en el terremoto de Valdivia en 1960, artistas internacionales como Libertad Lamarque, ofrecieron espectáculos similares al aire libre, no estructurados, sin llamar a los medios y por supuesto sin cobrar nada ni organizar fundaciones para hacerlo después.

Aquí en Guatemala, a pesar de tantos desastres naturales que llevan una y otra vez a la gente a vivir en albergues, carpas o champas, parece que nuestra sociabilidad urbana, urbana marginal o rural sigue igual, nuestra forma de vivir la cotidianidad se mantiene y se segrega cada día más.

Y no hablo que en cada desastre natural, haya que hacer conciertos estructurados para recaudar fondos o montar espectáculos que nos distraigan de lo importante: Llevar el mensaje y la música al afectado como parte de su recuperación psicosocial.

Por cierto, si no saben quien es Fernando Ubiergo, aquí la letra de su cancion mas conocida, que mas que eso, es un poema:

Se ocultaba en los pilares de los viejos pasadizos
para esconder el hijo que pronto le iba a llegar
fue difícil esconder en un pobre delantal
los tres meses..... de más...

Y salía del colegio con un siete en la libreta
y en el vientre una cometa que pronto querrá volar
y se iba a caminar, y se iba a preguntar
por las calles, sin final...

Y se fue a donde un cura quien le dijo era pecado
y muy pronto un abogado le hablo de lo legal
y fue el profesor de ciencias
quien hablo de la inconciencia
de la juventud actual...

Y sobraron los consejos que le hablaban de pastillas
de una vieja mujercilla que el trabajo lo hace bien
no falto la buena amiga, esa amiga entre comillas
que le dio una dirección...

Y salio desde el colegio en una fría mañana
cuando la vieja campana aun no daba su talan,
mientras el profe de ciencias hablaba
de la inconciencia de la juventud actual.

Cuando agosto era 21 la encontraron boca arriba
con la mirada perdida y su viejo delantal
y en el bolso del colegio dibujado un corazón
que decía... tú y yo....

Los que juzgan no han sentido el amor...
el dolor...y en el vientre unos latidos…
y se enredan en prejuicios! ¿Y el amor?...
¿Y el dolor?...se quedo en unos latidos.

La canción se llama “Cuando agosto era 21”.

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